Prólogo a la rercera edición de Liliana Tamagno.
(...) Josefina Racedo es portadora de un sólido marco de referencia teórico metodológico del que no necesita hacer gala. Desoye así a la academia que constantemente nos compele a dar cuenta de nuestras lecturas y de nuestro enciclopedismo para legitimar afirmaciones que no requerirían tanto andamiaje intelectual, ya que bastaría que se fundaran en el compromiso con los pueblos y en el acompañamiento de las luchas de los que sufren la explotación y el racismo. (...) La descripción del sufrimiento y la injusticia presentes en esa vida cotidiana que se propuso documentar desde los principios de su trabajo de investigación, se acompaña con la descripción de la fortaleza con que las personas con las que se ha relacionado, viven, luchan y aman el terruño. (...) "Siempre que estamos en la vida nos necesitamos" -dice Doña Rosa- y la reciprocidad y el dar y recibir aparencen en sus palabras, como la ley de la vida. "Pensamos como humanos y no como avaros" -señala- adjudicando a los avaros la ausencia de humanidad. Y agrega "Siguen viniendo y viviendo y quitándonos a quienes somos los dueños de esto, quitándonos con lo que uno se mantiene vivo", porque aquí "sólo somos los aborigenes, los indígenas los que cuidamos los cerros y los valles". "La gente está muy ciega y muy sorda... así que ahí estamos (...)"
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Prólogo a la rercera edición de Liliana Tamagno.
(...) Josefina Racedo es portadora de un sólido marco de referencia teórico metodológico del que no necesita hacer gala. Desoye así a la academia que constantemente nos compele a dar cuenta de nuestras lecturas y de nuestro enciclopedismo para legitimar afirmaciones que no requerirían tanto andamiaje intelectual, ya que bastaría que se fundaran en el compromiso con los pueblos y en el acompañamiento de las luchas de los que sufren la explotación y el racismo. (...) La descripción del sufrimiento y la injusticia presentes en esa vida cotidiana que se propuso documentar desde los principios de su trabajo de investigación, se acompaña con la descripción de la fortaleza con que las personas con las que se ha relacionado, viven, luchan y aman el terruño. (...) "Siempre que estamos en la vida nos necesitamos" -dice Doña Rosa- y la reciprocidad y el dar y recibir aparencen en sus palabras, como la ley de la vida. "Pensamos como humanos y no como avaros" -señala- adjudicando a los avaros la ausencia de humanidad. Y agrega "Siguen viniendo y viviendo y quitándonos a quienes somos los dueños de esto, quitándonos con lo que uno se mantiene vivo", porque aquí "sólo somos los aborigenes, los indígenas los que cuidamos los cerros y los valles". "La gente está muy ciega y muy sorda... así que ahí estamos (...)"